A la playa.

Ya está todo, el baldecito, la palita, las hawaianas, el entusiasmo y las buenas compañías, salvo el recuerdo de una charla que invade mi mente y la dejo acá porque la playa es para ir a barrenar olas con la panza o al menos para blablablear de asuntos más relajados que este:
JT-¿Como puede ser que no creas en Dios?
Yo- Fácil, NO CREO, para evitar horas de discusiones bizantinas siempre respondo que soy agnóstica ...esta vez me agarraste desprevenida pero bueno te la hago fácil (mi amigo es descendiente de nipones) .Vos dónde pensas que estaba Dios cuando sucedió lo de Hiroshima?
JT-Pero no se puede vivir sin esperanzas!
Yo- Y de que le habrá servido a la gente vivir con esperanzas si les pasó lo que les pasó?
JT-.........................
Mudo caminó a mi lado en un largo silencio y se terminó la conversación, bien no recuerdo cual fue el tema siguiente pero seguro alguna banalidad como elegir el vino para la cena.
Sin mucho palabrerío más pero con la certeza que me resulta más alegre y divertida la vida sin grandes esperanzas, sabiendo que soy mortal pero que este momento y el siguiente y los de mañana son míos y pueden tan buenos o tan malos según los cree pero no me tengo que sentar a esperar que venga alguien a hacerlo placentero .
Ahora sí mente libre .......a filosofar en chancletas.
Au revoir .